TEMPLO DE EDFU
Mientras todos bajaban del barco rumbo a sus carruajes tirados por desnutridos y sudados caballos rumbo al templo de Edfu , nosotros nos subíamos a un taxi. Es que la noche previa, ante nuestra negativa de fomentar el turismo con esos pobre animales y decirle a nuestro guía que nos iríamos caminando hasta el templo, no le quedó más opción que hacer algunas llamadas y conseguirnos movilización.
El templo está dedicado a Horus, que se representa con la cabeza de un halcón. Es el dios de la caza, el cielo, la guerra y el protector de los faraones. Este templo es el segundo más grande de Egipto después de Karnak, y sin dudas uno de los mejore conservados. A pesar de que tras la prohibición de las religiones no cristianas en el año 391 y el intento de los romanos de borrar todo grabado que mostrase un vestigio de paganismo, los 12 metros de arena que lo cubrieron durante siglos, lo cuidaron de ser destruido, hasta que en el siglo XIX fue desenterrado.
TEMPLO DE KOM OMBO
Terminado el recorrido de Edfu, navegamos nuevamente río arriba hasta que llegamos a Kom Ombo, donde bajamos de los primeros y corrimos al templo del mismo nombre, teniendo la suerte de tenerlo solo para nosotros algún rato.
Este templo, es único en su tipo, ya que tiene la peculiaridad de ser un templo dividido para dos dioses. Son dos templos simétricos alineados por un eje central, siendo el de la derecha dedicado a Sobek, dios de la fertilidad y creador del mundo, que se representa con cabeza de cocodrilo, y el de la izquierda al dios Horus, que figura con cabeza de halcón.
De lo interesante y diferente que pudimos ver acá, fue encontrar varios jeroglíficos con instrumentos médicos para la momificación. No deja de sorprender ver talladas pinzas, ganchos y tijeras entre otros.
Un imperdible, es el entretenido museo del cocodrilo, donde pudimos ver la dedicación que daba esta cultura a proteger la vida en el más allá de sus animales sagrados, que al fin de cuentas, representaban a sus dioses. Vimos desde gigantes cocodrilos momificados, hasta pequeños recién nacidos e incluso huevos! Creo importante destacar, que estos animales eran momificados posterior a su muerte natural, ya que eran sagrados. Y no solo los momificaban, si no que cuidaban de ellos en vida; existía un pozo comunicado al Nilo, por el cual los alimentaban.
Una vez en el crucero, tuvimos nuestra noche de despedida con una entretenida cena en la cubierta del barco, que incluyó disfraces, una rica comida árabe y bailes típicos. Nos dirigíamos ya navegando a Asuán, nuestro último puerto donde recalaríamos y nos esperarían las últimas maravillas de este viaje por el Nilo.
TEMPLO DE PHILAE
Esa mañana comenzamos con la visita al templo de Philae, otro que tiene una peculiaridad especial. Además de estar dentro de los mejor conservados de país, para poder llegar a este, solamente se puede hacer mediante alguna embarcación, ya que se encuentra ubicado en una isla. Al igual que Abu Simbel, no se encuentra en su lugar original, ya que fue trasladado piedra por piedra desde la isla Philae hacia la isla Agilkia. Cuando se construyó la presa baja de Asuán en 1902, parte del templo quedó bajo el agua, lo cual queda en evidencia al ver las marcas que dejó esta en sus paredes. Cuenta la historia que durante el siglo XX, dicho templo era recorrido en bote. En los años 70’, cuando se comenzó a construir la gran presa de Asuán, era obvio que este templo se sumergiría por completo, y fue así que se decidió trasladar.
Esta dedicado a la Isis, diosa de todos los dioses, la divinidad femenina más venerada del antiguo Egipto. Fue esposa de Osiris y madre de Horus, y en este templo se visualizan las representaciones de como ella reúne las partes de su descuartizado esposo asesinado por su hermano Seth, y lo trae nuevamente a la vida. La lealtad a esta diosa fue tal, que incluso cientos de años después de caído el imperio egipcio y de la existencia del último faraón, aún se la seguía venerando.
REPRESA ASUAN
La gran represa es una parada obligada de los tours, por sus dimensiones y su significado histórico-geográfico. Como bien sabemos, el Nilo fue siempre un río que se caracterizó por sus enormes crecidas anuales, lo cual en la antigüedad fue clave para poder desarrollar la vida en sus riberas, trayendo abono y permitiendo el cultivo de alimentos, pero también siendo motivo de desastres cuando dichas crecidas sobrepasaban lo normal y arrasaban pueblos. Dicho problema, fue resuelto parcialmente con la construcción de la presa baja de Asuán en 1902 por los Británicos, sin embargo, esta presa podía contener una baja cantidad de agua de reserva y era desbordada frecuentemente. Entre 1959-1970, en plena guerra fría, el presidente de Egipto, Gabal Nasser, logró conseguir apoyo económico y técnico para la construcción de este megaproyecto. Dicha represa cambió por completo la geografía, generando el lago Nasser e inundando gran parte de la baja Nubia, debiendo reacomodar a 90.000 personas y varios antiguos templos, entre ellos el famoso Abú Simbel y el templo Philae.
Personalmente, creo que la parada puede ser evitable si no se está rumbo a Abu Simbel, ya que la distancia recorrida desde Asuán hasta allá es bastante larga. En nuestro caso fuimos exclusivamente a la presa y al obelisco no acabado, y fuera de agotador, sentimos que el tiempo invertido en llegar no se justificó para nada. Opinión personal.
OBELISCO NO ACABADO
El tour tradicional pasa posterior de la represa a esta antigua cantera ubicada en el Norte de la ciudad de Asuán. Esta ciudad era reconocida por sus canteras de granito, ya que es el único lugar al Sur de Egipto que posee este tipo de roca, y por ende, todas esas maravillosas esculturas talladas en granito en los templos recorridos hasta ahora, provenían desde aquí, demostrando no solo la meticulosidad del trabajo hecho, si no de la complejidad que implicaba transportar tamañas construcciones por el río.
En esta cantera, se puede observar el obelisco que hubiese llegado a ser el más alto del mundo, midiendo 43 metros de alto y pesando unas 1.260 toneladas. Lamentablemente durante su construcción, de fisuró y debió abandonarse la labor. Además de este, se puede observar un coloso de algún faraón que también quedó a medio construir.
Esa tarde y antes de volver a pasar nuestra última noche en el barco, fuimos a recorrer el río Nilo en Faluca y luego a pasear por el Zoco de Asuán, un pintoresco bazar lleno de especias y colores.
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