La Cordillera Real es parte de la Cordillera de los Andes y se encuentra ubicada en Bolivia, tiene una longitud de 125 kilómetros y se caracteriza por dividir el altiplano de la zona amazónica, lo cual le da su peculiar clima. A pesar de no ser tan larga, cuenta con numerosos glaciares, y es una maravilla para el montañismo, con hermosas y complejas cumbres, dentro de las cuales destacan el Illampu, Illimani, Huayna de Potosí, Pequeño Alpamayo, dentro de muchísimas otras más. Es un paraíso del montañismo, gracias a su fácil acceso desde el altiplano, lo cual la hace ser centro turístico de montañistas de todo el mundo.
Tiempo invertido: 10 días
Largo total de la Ruta realizada: 43,3 kilómetros
Altura máxima alcanzada: 6.444 msnm (cumbre cerro Illimani)
Desnivel máximo alcanzado: 2.562 metros (Pinaya – Ilimani)
Desnivel acumulativo: 4.381 metros

“Regresad vivos, regresad como amigos , llegad a la cumbre. Por este orden”
Roger Baxter-Jones
CONSIDERACIONES Y TIPS VARIOS
- La Cordillera Real tiene decenas de cerros y treks. Esta bitácora está lejos de ser una guía para poder decidir qué lugares visitar o cuales no, y probablemente encontrarán información mucho más completa y mejor recabada en cualquier otro sitio dedicado a este tema en particular.
- Epoca de montañismo: Mayo-Agosto es la temporada alta, aunque personalmente recomendaría la segunda quincena de Julio y primera semana de Agosto, donde encontrarán más rutas abiertas, sin riesgo de ir finalizando la temporada.
- Todos los precios descritos en el relato están en bolivianos. $1 Bs » $100 CLP
SOBRE RUTAS
Un buen comienzo para empezar a evaluar rutas y sus dificultades, es visitar primero andeshandbook, donde encontraran un listado inicial de los cerros más comunes y donde podrán hacerse una buena idea inicial, y luego la página boliviaclimbinginfo, donde encontrarán buenas imágenes de las rutas. En esta segunda página, podrán encontrar rutas mucho más técnicas, aunque a diferencia de AHB, no encontrarán una guía paso a paso de cómo realizar la ruta.
SOBRE ALOJAMIENTO
- En general mi recomendación es a buscar alojamientos en la zona centra de La Paz. Calle Illampu con calle Sagarnaga es una buena referencia de “central”, ya que realmente aquí está todo. Años atrás alojamos en barrio Sopocachi, muy lindo, pero a tras mano de todo.
- Hostel Canoa: Uno de los hostales más económicos que he estado. Precio calidad excelente. Ubicación excelente, en plena avenida Illampu, donde están todas las tiendas de montaña y turismo. La calidad de camas más o menos. Baños bien. Hostal enfocado para israelitas. Como recomendación transversal para hostales, llevar tapones para los oídos. $35-40 bs por noche con baño compartido.
SOBRE REFUGIOS Y ENTRADAS
Condoriri
- Entrada al parque: $20 bs
- Carpa $15 bs/día – Refugio $20 bs/día – Refugio + cocina $30 bs.
- En el refugio además venden huevos, bebidas, cerveza y confort.
Illimani
- Entrada al parque: $20bs
- No se cobra por alojamiento
Huayna Potosi
- Entrada al parque: $20bs
- Refugios altos: aprox $60 bs/día (hay varios)
SOBRE ALIMENTACIÓN CITADINA
- Mercado Lanza: Un imperdible, ubicado al lado de Plaza Mayor de San Francisco, donde podrás encontrar desayunos a escasos 2 dólares o batidos de frutas fenomenales.
- Café Qhatu: Sin duda alguna, nuestro local preferido de todo La Paz. Sirven desayunos increíbles, café de grano de primera, buen ambiente, excelente atención y wifi de lujo. Calle Illampu, entre Sagarnaga y Santa Cruz, al lado de The Wall.
- Pizza Mozarrella: Excelente pizzería ubicada en calle Illampu.
- Shifa de illampu: También ubicado cerca de The Wall, se puede comer bien y por solo $25 bs, probablemente lo más económico que encuentren.
- Alaya: Este es un clásico de locales. Comida típica boliviana y muuuy abundante. Sugiero pedir un plato para dos personas ($30-40 bs)
- Sabor Cubano: Ubicada en Sagarnaga. Almuerzo con plato principal y café por $30 bs.
- Calle Tarija: Paseo peatonal donde se ubican restaurantes más turísticos.
SOBRE ABASTECIMIENTO COMIDA
Para abastecerse tendrán que recorrer calle Illampu y sus alrededores. Aquí no existen supermercados, y encontrarán todo repartido en diferentes lugares, por lo que hay que tener paciencia.
- Mercado Rodriguez tiene excelente variedad de todo, especialmente los días sábados y domingo, cuando los puestitos se toman la calle.
- En calle Isaac Tamayo, encontrarán raciones de marcha al por mayor. A solo unas cuadras del mercado.
*No fue posible encontrar ningún lugar que vendiese comida liofilizada.

SOBRE MOVILIZACION
- Taxi aeropuerto – La Paz: valor fijo 70-80 bs con taxi oficial hacia el centro (30-60 minutos)
- Bus aeropuerto – La Paz: $5 bs en bus compartido hasta la plaza San Francisco (a un par de cuadras de Ilampu y Sagarnaga)
- Se sale desde la Paz hacia cualquiera de los destinos más frecuentados.
- Condoriri: viaje de 2 ½ horas, realizable en cualquier taxi. El taxi te deja exactamente donde comienza el trekking. $500-700 Bs taxi privado
- Illimani: Existe la opción fácil y la opción difícil.
- En taxi privado son 4 horas hasta Pinaya, desde donde se comienza a caminar rumbo al CB Puente Roto. $800-1100 bs
- Existe la posibilidad de llegar en jeep 4×4 hasta CB Puente Roto, sin embargo, es considerablemente más caro ($1200-1400 bs), aparentemente hay conflicto por esto con lo locales (para fomentar la contratación de mulas y porteo) y la corta caminata desde Pinaya a CB no justifica la diferencia de precio, incluso pagando las mulas.
- Existe un colectivo La Paz – Pinaya que cobra $30 bs y demora aproximadamente 8 horas. No tengo mayor información al respecto, solo les puedo recomendar evitarlo… ya en taxi privado el viaje es extenuante.
Taxistas
- Richard: Fue nuestro taxista en todos los viajes. Un 7 como persona, responsable, puntual y muy agradable. Condoriri $500 bs / Pinaya $800. Fono: +591 6717 0776
- Edwin (hermano de Richard): Mismos precios. Fono: +591 7208 3126
- Edgar Quispe: Fue nuestro taxista en la segunda expe, y recomendado por un guía amigo. Es de total confianza. Precios similares a Richard. Fono: +591 7358 2631
- Francisco: Además de movilización, también funciona como guía. Condoriri $600 bs / Pinaya $900. Fono: +591 6816 7446. (Referido por integrantes del CAU)
- German: Condoriri $700 bs / Pinaya $1200. +591 7325 3675. (Referido por Rodrigo Yaitul)

SOBRE PORTEO DE EQUIPO
- Recomendable 100% portear equipo ya que es económico y ahorran desgaste físico.
- Condoriri: En Rinconada, donde comienza el trekking, se consiguen las mulas directamente. $60-80 bs por tramo.
- Illimani: Una vez llegado a Pinaya, deben ubicar al dirigente del pueblo, quien les asignará mulas y porteadores. Estos servicios NO se contratan anticipadamente, y siempre hay disponibilidad, por lo cual no se preocupen de ello.
- Mula (2 mochilas) Pinaya → Campamento Puente Roto: $100 bs por tramo.
- Porteador (max. 20 Kg) Camp Puente Roto → Alto: $200 bs por tramo.
- Huayna Potosí: Aparentemente sin servicio de mulas, ya que la distancia a los refugios altos es de solo 2 horas.
SOBRE GUÍAS Y COMPAÑIAS
En calle Sagarnaga están casi todas las compañías de montañismo, bicicleta y trekking. No puedo recomendar una sobre otra porque no las conozco, y por ende les recomiendo consultar con cualquiera de estos tres guías siguientes.
- Alexander Von Ungern (Guía UIAGM y socorro andino): Es un Suizo viviendo en La Paz, fue recomendado por Pepa Sermini (DAV) y tiene su propia compañía. Fono: +591 7410 8871 – andeanascents.com
- Benigno Machaca (guía aspirante UIAGM): Fue mi cordada para el Huayna Potosí de la segunda expe a Bolivia. 100% recomendado, responsable, fuerte y con excelentes conocimientos de toda la zona. $60 bs/día rutas normales, $80 bs/día rutas técnicas. +591 7330 2839
- Juvenal Condori (Guía UIAGM y socorro andino): También amigo y recomendado de Pepa Sermini. +591 7127 6435
*UIAGM: Unión internacional de Asociaciones de Guías de Montaña.
** Aspirante UIAGM: Guía con la primera etapa de formación ya cursada y aprobada.
SOBRE OTROS
- Es posible encontrar bencina blanca en las tiendas de montaña de calle Illampu.
- The Wall es una tienda ubicada en Illampu, donde podrán encontrar equipo técnico por si les falta.
- Cajeros Mercantil Santa Cruz no cobran comisión.
- Ni en Condoriri ni en Illimani existen sectores que posean radios VHF. Posiblemente en refugio Huayna Potosí sí exista, pero no tengo certeza.
- Socorro andino Boliviano: socorroandinoboliviano.org/ – VHF 161.300
- Muchas de las cumbres de Bolivia, tienen señal telefónica. Una buena opción es comprar alguna tarjeta de prepago y cargarle algunos pesos a la tarjeta. Deben eso sí antes, dirigirse a la compañía (yo lo hice en TIGO) para que les asignen un número boliviano. La compañía con mejor cobertura en montaña es Entel.
- Si pueden coordinar su viaje para estar en la fecha de la “Fiesta del Poder”, no duden en hacerlo. Este es un carnaval increíble que bien vale la pena disfrutar.
- Para quien además quiera aprovechar de escalar, hay un sector llamado Aranjuez, que tiene más de 80 vías en conglomerado. Indicaciones de cómo llegar las pueden encontrar aquí.
- Arriendo de equipo: Aquí pueden encontrar de todo lo necesario, desde zapatillas de escalada hasta piolets hieleros. Base Camp, ubicado en calle Illampu. Fonos whatsapp +591 7354 1860 / +591 6055 4974
- Los balones de gas pequeños cuestan $50 bs en todos lados, EXCEPTO en Base Camp, que los venden a $35 bs.
- Para quien desee aclimatar y disfrutar de un día en La Paz, les recomiendo con muchísimo entusiasmo, que hagan un free walking tour (en base a propinas) con Red Cap.
ITINERARIO REALIZADO
DÍA 1: Santiago → La Paz
DÍA 2: La Paz → Laguna Chiar Khota, CB Condoriri
DÍA 3: CB Condoriri → Cumbre Pequeño Alpamayo → CB Condoriri
DÍA 4: CB Condoriri → Cumbre Pirámide Blanca → La Paz
DÍA 5: La Paz
DÍA 6: La Paz → Pinaya → CB Puente Roto
DÍA 7: CB Puente Roto → Campamento Alto Nido Condores
DÍA 8: CA Nido Condores → Cumbre Illimani → CB Puente Roto
DÍA 9: CB Puente Roto → Pinaya → La Paz
DÍA 10: La Paz (Escalada roca)
DÍA 11: La Paz → Santiago → Puerto Varas
RELATO DEL VIAJE
DIA 0 – La idea
En el año 2017 viajé a Bolivia junto con mi grupo de amigos de montaña. En ese entonces, los objetivos eran realizar el Pequeño Alpamayo y el Nevado Illimani. Resultó ser, que justo ese fin de semana mis ex compañeros de beca celebraban algo, y como no los veía hace mucho, decidí juntarme con ellos y bueno… la cosa se fue de las manos y la fiesta también. Al día siguiente figuraba con tos y fiebre subiéndome al avión. Desastre. Viajé igual, fui a Condoriri por el Pequeño Alpamayo igual, y comencé el ascenso igual… solo para avanzar 500 metros sobre el glaciar, y decidir devolverme solo y destruido a mi carpa. Ese día, Jose Contreras logró la cumbre en solitario, y luego, llegaron el resto de los amigos para subir el Illimani. Esta vez eso sí, ya había comprendido que estaba fuera de cualquier chance mía, y con el dolor de mi alma, entregué mi equipo y compré un pasaje de vuelta a Chile. Era una espina bien clavada, que no dejaría allí por mucho tiempo.
Resultó ser que en una llamada random que le hice a mi amigo Francisco Ojeda, me contó que había comprado pasajes para dentro de un mes irse a Bolivia con el objetivo de realizar el Pequeño Alpamayo y el Illimani… que me dijeron. Tras increparle no haberme invitado, inmediatamente le dije que yo también iba jajaja. Sin dudas, no le di muchas opciones a decirme que no, y sin siquiera haber consultado con el resto, me mando su itinerario de vuelo. Esa misma noche ya tenía comprado el pasaje.
Seríamos 4 los integrantes. Francisco Ojeda, mi amigo y con quien ya había viajado el año previo a Perú; Felipe Ojeda, amigo sureño de Pancho; y finalmente Franco, un che Argentino amigo de Pancho también, y quien viajaría una semana antes para encontrarnos a nuestra llegada. El plan sería realizar 3 cerros de la cordillera real, dividiéndonos en 2 cordadas, donde Pancho y yo haríamos las rutas técnicas, y Franco con Felipe las tradicionales. Si todo salía bien, nos devolveríamos con las cumbres del Pequeño Alpamayo, por sus rutas directa y tradicional, el Pirámide Blanca, por su ruta técnica de la cara Sur y la ruta tradicional, y para finalizar, como guinda de la torta el Nevado Illimani, por su ruta tradicional.
CERRO PEQUEÑO ALPAMAYO Y PIRÁMIDE BLANCA
DÍA 1 – La Paz
Llegamos a la Paz después de un destructor viaje desde Puerto Montt. Habíamos aterrizado en Santiago a eso de las 00:00 y tuvimos que hacer hora durmiendo en las bancas del aeropuerto hasta las 4am, para tomar el avión y llegar a La Paz a las 8:00. Al bajarnos, la bofetada de poco oxigeno se hizo presente igual que ese 2017, y no es para menos, acabábamos de subir desde la altura del mar hasta los 4.008 msnm, llegando al aeropuerto internacional más alto del mundo.
Bajamos desde “el alto”, donde está el aeropuerto, al centro de La Paz, con sus nada despreciables 3.650 msnm y gratamente agradecidos para nuestro proceso de aclimatación. Nos dirigimos luego al hostal Canoa, ubicado en pleno centro y a una cuadra de la calle más turística de todas en lo que montaña se refiere; Sagárnaga. Tras acomodar nuestras cosas, fuimos a desayunar algo al Mercado Lanza y luego comenzamos rápidamente nuestro proceso de abastecimiento para los días venideros. Aprovechamos también de armar nuestras mochilas, revisar las rutas y planificar todo lo que venía. Finalizando el día, nos juntamos con nuestro cuarto integrante, Franco el Argentino, que esa noche previa y la mañana había estado en labores de rescate de una cordada que había tenido un fatal accidente en la ruta normal del Pequeño Alpamayo, lo cual nos ponía los pelos de punta tras pensar que andaríamos por allí mismo el siguiente día.

DÍA 2 – La Paz – Laguna Chiar Khota, CB Condoriri
Cuando desperté a las 7 am y revisé mi celular, no podía creer lo que leía. Teníamos varios mensajes de Franco a lo largo de la noche, contándonos que estaba hasta el loly enfermo de la güata, y que dudaba poder acompañarnos. Eso cambiaba absolutamente todo, y tiraba por el suelo de entrada cualquier intento de ruta técnica. Medio resignado y sin darle mucha importancia al asunto, entendí que esta vez solo haríamos las rutas tradicionales y que debería dejar para una segunda oportunidad lo más complejo. De cualquier forma, no conocía los cerros, y con el solo hecho de estar allí o llegar a la cumbre por donde fuese, me daba por pagado. Me sentía agradecido de solo estar allí, en un viaje tan repentino, que sencillamente cualquier resultado era infinitamente mejor a la posibilidad de estar en la rutina de mi trabajo.
Ya con todo ordenado del día previo, no nos tomó mucho tiempo desayunar y tener todo listo para esperar al taxi que nos pasaría a buscar a las 9 am. Habíamos optado por contratar un taxi de forma directa, sin agencias, y el más económico de todos los que consultamos. Si bien, era semi conocido, ya que había llevado a Franco al Huayna Potosí, mayores referencias no teníamos, y cruzábamos los dedos para que llegase… ni siquiera que llegase a la hora, que llegase bastaba. Dos años atrás, en el viaje al Illimani que yo no fui, mis compañeros fueron dejados plantados por su taxi y fue un parto poder conseguir algo a última hora. Lo último que queríamos era pasar por algo así. Sorprendentemente para nosotros, Richard, el taxista, estuvo puntual a las 9 am donde habíamos acordado, y sin mucho preámbulo tuvimos todo listo y saliendo en escasos minutos.
La ruta hasta la Rinconada, donde comienza el sendero hacia la Laguna Chiar Khota, y desde donde se pueden contratar las mulas, toma aproximadamente 2-2:30 horas desde La Paz . El camino es de ripio y cualquier auto tracción simple puede llegar. No contábamos eso sí, con que a algunos kilómetros de llegar, nuestro taxista Richard reventaría una de las ruedas. Tranquilamente nos bajamos del auto con la intención de ayudar a cambiar la rueda, cuando vimos que Richard casi se agarraba la cabeza. Brillantemente había venido sin rueda de repuesto, porque justo el día anterior había pinchado y no había alcanzado a parchar. Manerita de comenzar nuestro viaje. Tras un rato de pensar qué podíamos hacer, decidimos que lo mejor era sencillamente caminar, ya que si bien Rinconada se encontraba a 3,5 km, a 1,5 km estaba otro sector donde también tenían mulas y podrían ayudarnos. Como andábamos con 4 mochilas, pensando siempre que las subiríamos en mula, le tocó a Richard trabajar de porteador, y así finalmente llegamos a una gran casona donde un local nos facilitó las mulas, las que en 30 minutos ya teníamos cargadas, y así pudimos por fin comenzar nuestra caminata rumbo a nuestro campamento base.

Todo el camino hasta la Laguna Chiar Khota es muy sencillo, corto y de poco desnivel, y las mulas no es más que una comodidad para no matarse el primer día de aclimatación y no restringirse en el peso a llevar. Nos fuimos adentrando por un hermoso valle, con los esteros provenienetes del glaciar y los cerros a nuestra derecha. Hay otra ruta, que va por el otro lado del río, y que hice el 2017, que en lo personal encuentro más bella pero algo más zigzagueada. Una buena opción es subir por la derecha (mirando hacia las montañas) que es más directa, y bajar por la otra, que pasa al lado de una bella laguna. Nos tomó poco menos de 2 horas, a paso calmo, llegar hasta el refugio de la laguna. Hay dos, uno ubicado antes de la laguna, y donde la historia cuenta que venden trucha de la laguna, aunque nunca he logrado comprobarlo, y un segundo refugio un poco más arriba y pasada la laguna, donde llegamos nosotros y donde se instala la gran mayoría de los montañistas. El sitio es buenísimo, no es un refugio del Aconcagua, pero al menos hay buen terreno para instalar la carpa y tiene baños limpios hasta con WC. El refugio es pequeño, tiene dos habitaciones generosas, donde caben unas 12 personas con sus colchonetas, y dos cocinas destinadas a los guías y sherpas que suben con sus cocineros, aunque si eres amable y entras en confianza, tranquilamente pueden permitirte acompañarlos adentro mientras ellos cocinan para sus clientes.
Instalamos nuestra carpa y dejamos todo listo para el gran debut del día siguiente, la ruta normal del Pequeño Alpamayo, y luego nos fuimos a compartir con la gente del refugio. En el campamento nos encontrábamos con un Holandés errante, que viajaba con su bicicleta por Sudamérica y que subiría en solitario, un Australiano chalado que también andaba en solitario y que no tenía ni zapatos de montaña, y finalmente un grupo de españoles que venían guiados, y con quienes entablamos buena conversa. Para cocinar, nos pasamos a la cocina junto al guía y el cocinero de los españoles, quienes nos recibieron amablemente y con quienes charlamos buen rato de las rutas y del montañismo en general. Aparentemente al día siguiente saldríamos a la misma hora que ellos, y tener una cordada amiga siempre era bienvenida. Tras comer, hidratarnos bien y charlar, cayendo el sol nos fuimos a la carpa y nos metimos rápidamente a nuestros sacos. Era impresionante la diferencia térmica que se generaba en todo este sector por la altura y el aire seco, lo que hacía que una vez se escondía el sol, fuese imprescindible ponerse la pluma y los guantes. Nos dormimos con las primeras horas de la oscuridad, a eso de las 7pm, sabiendo que al día siguiente nuestro despertador sonaría temprano a las 01:30.

DISTANCIA: 5,0 kilómetros
DESNIVEL: 261 metros
ALTURA MÁXIMA: 4.683 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- Rinconada → Refugio Condoriri: 01:40 horas
DÍA 3 – CB Condoriri – Cumbre Tarija – Cumbre Pequeño Alpamayo – CB Condoriri
Nos debíamos despertar a las 01:30, pero como es de esperar, nos quedamos dormidos una media hora. Un buen augurio en mi experiencia. A las 2:55 ya estábamos con las mochilas puestas, y comenzamos la marcha exactamente al mismo tiempo que los españoles. A esa hora ya no había luna, y el valle era una boca de lobo, por lo que fuera de ver la huella no veíamos mucho más, ni siquiera el glaciar al cual debíamos llegar, y que nos encontramos de sopetón tras 45 minutos de caminata. Allí nos detuvimos para sacar todo el equipo y comenzar a equiparnos, lo que nos tomó bastante tiempo a diferencia de España que venía lista desde el campamento, y que nos tomó ventaja de aquí en adelante. Deliberamos un buen rato si encordarnos o no, ya que conocía el glaciar y sabía que al menos toda la primera parte era segura, mas tomar la responsabilidad de decidir no encordar al grupo, especialmente en un grupo donde no todos nos conocíamos, hizo que finalmente optara por sacar la cuerda. Subiríamos más lento, pero la seguridad estaba primero.
Los primero 500 metros del glaciar estaban libres de nieve y caminábamos sobre hielo cristal, que nos hacía saltar del susto cada vez que reventaba y se agrietaba sobre nuestros pies. El frío del hielo era tanto, que apenas clavábamos el crampón sobre alguna burbuja o zona de tensión, el hielo se fracturaba y sonaba como queriéndonos tragar. Luego comenzó la nieve y el glaciar ganó algo de pendiente, comenzando el zigzagueo, pero sobre un terreno que parecía carretera de tan pisado que estaba, haciendo que mi abrir fuese pan comido a diferencia de otros cerros que me habían tocado previamente. Pancho eso sí venía llamativamente cansado, lo que no entendía mucho, ya que el año pasado en Perú andaba muy fuerte. Mucha caipirinha? No pude evitar el bullying a mi querido amigo, pero fuera de eso, seguimos al ritmo de la cordada completa y así ganamos metros y metros hasta que comenzaron a aparecer los primeros rayos de sol para deleitarnos con la hermosa vista de donde estábamos. Todo a nuestro alrededor eran grietones enormes, frente nuestro se visualizaban el cerro Tarija, y a nuestra derecha abriéndose el glaciar en un mar de grietas, se veía la ruta normal que llevaba hacia el Pirámide Blanca. Era todo blanco por doquier. Seguimos avanzando, hasta que llegamos a la base del cerro Tarija, donde una grieta monumental antecedía la subida final. La cruzamos maravillados por puentes igual de monumentales que la grieta, en un paso en extremo seguro, pero hermoso y muy entretenido. Luego vino la remontada final hacia la cumbre del Tarija, donde desde abajo veíamos a nuestros amigos españoles que ya habían llegado. Una sencilla caminata nos posicionó finalmente a las 07:15 am sobre la cumbre rocosa del Tarija, donde nos desencordamos y tuvimos nuestra primera visión de la majestuosidad del Pequeño Alpamayo. ¡Qué belleza de cerro! Su filo hacia la cumbre era hermoso, y la ruta directa pedía a gritos ser subida. En otra oportunidad sería, y no perdí la oportunidad de fotografiarla completa para estudiarla bien y volver en algún momento.


Estando ya todos descansados y desencordados en la cumbre del Tarija, comenzó la tarea de desescalarlo para llegar al filo del Pequeño. Si bien, la desescalada no es difícil, sí hay que tener harto cuidado, ya que la roca es de mala calidad, se desprende material y una caída es fractura segura. Hay algunas chapas que probablemente ocupan para clientes, pero la complejidad de la desescalada no es tal. Nos reunimos nuevamente en la base del filo, donde discutimos la opción de subir en libre o encordados asegurando. En lo personal, creo que la ruta es realizable en libre, aunque hay una parte bastante expuesta t de cuidado. Esta vez, decidimos como grupo subir encordados la totalidad por precaución, además que no nos atrasaría prácticamente nada, ya que los españoles habían dejado sus tornillos y estacas puestas a lo largo de toda la subida. Abría ruta yo, subiendo por el filo en pendiente de máximo 50-55 grados. Había nieve firme, que permitía subir muy seguro y de forma expedita. Fui asegurando usando los tornillos que habían dejado instalados y Francisco atrás cerrada liberándonos. A mitad de la subida, en la sección fácil, nos encontramos con el Australiano chalado que iba con crampones en zapatillas, piolet de marcha y sin arnés, a quien by-paseamos y de pasada le dimos a entender amablemente que mejor se devolviese, ya que la sección que venía después era bastante más expuesta y no tenía como asegurarse, aunque existiese cuerda fija. Cuando completamos el primer largo de cuerda, llegamos a una zona menos pendiente que no requería asegurar, y luego a la sección del último largo. Esta zona si bien podía perfectamente hacerse en libre, la exposición a la caída era tal (de caer, llegabas hasta la base del cerro por la ruta directa), que de cualquier forma convenía hacerla asegurado, especialmente considerando que exactamente aquí, fue donde los españoles tuvieron el accidente días previos. Por suerte para nuestro tiempo, los españoles nos habían dejado la cuerda fija lista… ni que los hubiésemos contratado! No era más de medio largo de cuerda, en una pendiente de aproximadamente 60 grados y con nieve igual de buena que antes, por lo que subir fue solo un trámite, asegurado, pero fácil al fin de cuentas. Arriba, se perdía la pendiente y voula! Ahí estaba la amplia cumbre y nuestros amigos españoles esperándonos. Nos felicitamos entre todos y mientras ellos bajaban, nosotros nos quedamos allí descansando y disfrutando la vista. Estuvimos más de una hora allí, descansando, mirando el paisaje y tomando fotos con mi drone, que tristemente luego descubriría que no grabó nada.


Para bajar, y ya que los españoles habían retirado el equipo, instalamos una cuerda fija con un par de seguros intermedios que fue poniendo Pancho, luego bajó Felipe y finalmente yo desequipé, no sin antes prestarle el equipo puesto a un guía con su cliente, y así devolver el favor que nos hicieron los españoles a nosotros. Abajo ya del Pequeño, ahora restaba el último esfuerzo, subir todo lo bajado por roca del Tarija, lo cual para quienes me conocen, no deja de ser un desafío considerando que le tengo bastante respeto a la roca y esas escaladas sin asegurarse. Debo aceptar que fue más show que realidad, ya que la trepada de vuelta fue mega fácil y rápida. Todo el resto de la bajada fue expedita, salvo para Pancho, que extrañamente venía aún peor que la subida y quedándose constantemente atrasado. De bajada aprovechamos con Felipe de reconocer la ruta de desvío hacia el Pirámide Blanca, marcar el waypoint en el GPS y hasta volar mi drone para hacer un scouting de la ruta directa y ver que tal estaba, ya que el guía de los españoles nos contó que se había cortado el glaciar y que subir estaba complejo, lo cual efectivamente era así, y que tendríamos que tener en cuenta al planificar el día de mañana. (Lamentablemente, por algún motivo, el drone ese día no guardó ninguno de los videos y fotografías tomadas…)
Cuando llegamos al CB, Pancho realmente estaba pal lolly, y siendo super sincero y generoso con nosotros, espontáneamente decidió restarse de la subida al Pirámide para evitar retrasarnos y él poder descansar, ya que no se sentía bien. Así, siendo solamente Felipe y yo, y habiendo visto el estado de la ruta directa, la decisión obvia era intentar la ruta normal, lo cual de cualquier forma seguía siendo excelente. Tras las labores típicas de campamento, igual que el día anterior, nos fuimos temprano al saco y nos dormimos con la ansiedad típica del día previo a cumbre.
DISTANCIA: 4,3 kilómetros
DESNIVEL: 849 metros
ALTURA MÁXIMA: 5.410 msnm (Cumbre P.Alpamayo)
TIEMPO INVERTIDO
- CB → Inicio glaciar: 45 minutos
- Glaciar → Cumbre Tarija: 03:00 horas
- Cumbre Tarija → Cumbre Pequeño: 01:30 horas
- Cumbre Pequeño → CB: 05:15 horas
- TOTAL: 12:40 horas (3:00 → 15:40)
** Tiempos fuera de la normalidad, ya que uno de los integrantes iba enfermo.

DÍA 4 – CB Condoriri – Cumbre Pirámide – CB Condoriri – La Paz
Tomando en cuenta que hoy debíamos volver a La Paz, nos despertamos un poco antes que el día previo, estando ya listos para salir a las 02:30 am. Al llegar al glaciar, la pega fue mucho más expedita que el día previo, ya que esta vez veníamos equipados desde la carpa y además decidimos no encordarnos la primera parte. Como es costumbre, el sueño me ganaba y caminaba como autómata siguiendo la carretera de huellas en la nieve. Abría ruta y tenía el GPS donde había posicionado el waypoint el día previo para desviarnos, mas el sueño y el avanzar sin pensar mucho, hicieron que me percatase que nos habíamos pasado del desvío como 50 metros sobre este, al menos no era mucho, y me hizo despabilar y volver a despertar. Volvimos sobre nuestros pasos, y esta vez sí que sacamos la cuerda, recordando el mar de grietas que habíamos visto el día anterior cuando estudiamos la ruta. No queríamos a ninguno conociendo las entrañas del glaciar. Pillar la ruta correcta fue menos complejo de lo que pensábamos, ya que encontramos algunas huellas recientes que serpenteaban entre las grietas. Esta zona, es bastante más delicada que la subida al Pequeño y todo quien suba, debe encordarse, ya que como Felipe, pueden quedar con media pierna metida en una grieta, o mucho peor.

Ya en la base del cerro, frente nuestro apareció una pala de nieve y algo más arriba se lograban divisar grandes grietones que cruzaban de lado a lado. Era difícil calcular la pendiente exacta, pero no parecía mucha, por lo cual ni nos desencordamos, ni optamos por poner seguros. Craso error, ya que al poco de empezar a subir, nos percatamos que la pala ganaba inclinación hasta los 55-60 grados (nos fuimos por la izquierda del gran sector de grietas de la derecha, la cual tiene mayor pendiente) y la nieve estaba durísima. Nos aseguramos, aprovechamos de descansar y optamos porque la mejor opción sería desencordarnos y subir sencillamente en libre. La pala no tenía mayor dificultad, y del día previo, a ambos nos había quedado claro que cada uno era capaz de subir sin mayores problemas. Fueron como 100 metros de pala, que luego perdió pendiente y nos posicionó en el borde de una gigantesca grieta que cruzaba todo el ancho del cajón. Barajamos las opciones de rodearla por la izquierda, pero tampoco sabíamos si podríamos cruzar, y luego decidimos meternos a esta, ya que nos dimos cuenta que tenía buena cantidad de nieve en su fondo. Había un puente algo inestable que cruzaba en la mitad y a la derecha la nieve caída armaba una rampla sobre la muralla, que permitía subir de forma segura y sin dificultad, dejándonos luego sobre una zona de menor pendiente y ya en la base misma de los torreones finales.

Aquí paramos un segundo a disfrutar la increíble vista que se tenía de todo el glaciar y de los pequeños puntitos en fila india que avanzaban sobre ese mar de nieve y hielo rumbo al Tarija. Se alcanzaban a divisar también pequeñas siluetas en el contorno de la arista del Pequeño Alpamayo, donde mismo habíamos estado nosotros el día previo, y otras cuantas sobre la cumbre de este bello cerro con forma de aleta de tiburón.
La cumbre estaba allí mismo, linealmente a no más de 30 metros, y para llegar a ella tuvimos que remontarnos por unos manchones de nieve, que en épocas más avanzadas es un nada agradable acarreo, y que nos posicionaron a los pies del torreón. Aquí teníamos la posibilidad de escalarlo, o rodearlo por atrás. Cuando vi la calidad de la roca y lo inasegurable de esta, inmediatamente descarté la primera opción, por mucho que Felipe animadamente se ofrecía a escalarlo. Rodeamos por detrás y llegamos al filo que venía desde la ruta Sur. La vista que se tenía acá era vertiginosa, ya que el cerro caía con fuertes pendientes hasta la base del glaciar. El filo, bellísimo, se veía como comunicaba con la famosa escalada en hielo final de la ruta directa, haciéndonos sospechar que la realidad actual era bastante más compleja que lo que describía Andeshandbook hace 7 años, ya que se veía hielo azul con una pendiente que me llegaba a dar susto, aunque evidentemente las perspectivas cambian desde donde se mire. Seguimos avanzando hasta terminar de rodear el torreón, y donde este terminaba, se abría un canalón de nieve de 55-60 grados y que comunicaba hacia la cumbre. Analicé la situación y después de mirar para abajo, la calidad de la nieve y las consecuencias de un error, no dejó de darme un escalofrío en la espalda y ponerme los pelos de punta. No era una pendiente difícil, el problema era que la caída implicaba llegar hasta la base del cerro, al menos unos 500 metros más abajo, y que el lugar para asegurar, lo hacía difícil por la calidad de nieve (muy suelta) y el ángulo en que quedaba la cuerda. Equipamos todo con Felipe, agarré mis piolets y me armé de valor, no sin antes mirar para abajo para recordarme que subiese rápido pero seguro, y que cualquier cosa, mi amigo estaría allí para asegurar mi caída. Fueron 20 metros de subida, con nieve blandengue y que decidí subirlos sin poner ningún seguro intermedio, ya que la complejidad más grande era psicológica más que una dificultad real, y así llegué finalmente a donde se perdía la pendiente, entre dos pequeños torreones de roca. Allí armé un anclaje y luego aseguré a mi amigo, que al poco rato ya estaba acompañándome. La cumbre, para rematarla, no era exactamente allí, si no que faltaba aún subir un tramo más de roca de unos 3 metros de alto, y que a pesar de no ser difícil, la exposición que daba hacia el canalón hacían que no me agradace nada la situación, pero ahí llegó Felipe “Honold” Ojeda, y me solucionó la vida subiéndolo sin ninguna dificultad y asegurándome después desde arriba. Y finalmente, allí figurábamos los dos, coronando la estrecha cumbre rocosa del Pirámide Blanca y con una vista majestuosa de todo el valle.


Tras disfrutar algunos minutos, decidimos bajar el torreón y comenzar el regreso a nuestro campamento base, no sin antes eso si, armar un improvisado anclaje en T con una larga roca que encontramos por allí, ya que no abandonaríamos una estaca y anclarse al torreón parecía medio endeble. Fue un descenso sin ningún incidente y por la misma ruta de subida que habíamos hecho.
Cuando llegamos al CB, nos esperaba Pancho con los brazos abiertos para felicitarnos por la cumbre (se había enterado por radio de nuestro éxito) y un reconfortante mate de coca. Aquí nos enteramos que nuestro amigo había amanecido pal gato, y que lo de ayer no había sido mal de altura, si no que francamente estaba comenzando con un cuadro gripal, que días más tarde lo tendría nadando en fiebre. En ese momento eso si, todos nos sentíamos bastante bien, y tras contarle nuestra experiencia, nos dedicamos a ordenar el campamento y esperar tirados bajo el sol que llegasen nuestras mulas, las cuales puntuales estuvieron allí a las 15:00, para llevarnos de vuelta a Rinconada y allí encontrarnos con el taxi que nos regresaría a La Paz.
DISTANCIA: 12,6 kilómetros (3,8 km x 2 + 5 km)
DESNIVEL: +679 metros / – 1.619 metros
ALTURA MÁXIMA: 5.230 msnm (Cumbre Pirámide)
TIEMPO INVERTIDO
- CB → Inicio glaciar: 45 minutos
- Inicio Glaciar → Desvío: 01:30 horas
- Desvío → Cumbre Pirámide: 03:00 horas
- Cumbre Pirámide → CB: 03:00 horas
- TOTAL: 10:30 horas (2:30 → 13:00)

CERRO ILLIMANI
DÍA 6 – La Paz – Pinaya – CB Puente Roto
El día previo a partir rumbo al Illimani estuvimos en La Paz descansando y preparando todo para los siguientes días. Teníamos la esperanza que Pancho ya se fuese sintiendo mejor, sin embargo, estaba lejos de eso, y sin ninguna presión de nada, él mismo nos dijo que creía que no debía subir. A cambio, iría de viaje rumbo al lago Titikaka con Franco, el Argentino que no fue con nosotros a Condoriri… y por suerte que lo hizo, ya que esos días estaría mucho peor, con fiebre y sintiéndose pésimo… osea, edema pulmonar seguro en el Illimani. Y así, como canta la canción de los perritos, quedábamos solo dos para lograr esta cumbre de casi 6.500 metros.
Nos pasó a buscar Richard nuevamente, quien terminaría siendo al final del viaje nuestro taxista estrella, y comenzamos el agotador viaje rumbo a Pinaya, un pequeño poblado de unos cientos de personas, ubicado en los faldeos del Illimani, y que uno de sus grandes pilares económicos es el turismo de montaña. El viaje fue extenuante, y nunca pensamos que realmente fuese tan lejos, aunque entre paradas a fotografiar, la hermosa vista del los valles con el cerro de fondo, y una que otra dormitada, terminaron pasando las 4 horas de viaje. Al llegar, nos recibió el dirigente del pueblo, quien nos tomó los datos, nos cobró la tasa de ingreso y nos coordinó la única mula que utilizaríamos para transportar nuestras mochilas hasta el campamento base, y que al poco rato llegó, traída por una cholita que se encargó de cargarla y que luego nos acompañaría hasta arriba. Aquí debo confesarme. Nunca me ha gustado la idea de los porteadores, quizá en un afán de buscar el montañismo de la forma más tradicional y masoquista. Siempre me dije que salvo fuese en una expedición tipo Himalayas, nunca pagaría por un sherpa… ¡shame on me! Aquí lo hice. Y es que cuando cuesta apenas 20 mil pesos que alguien te suba la tercera mochila que llevábamos, desde el campamento base al campo alto, cuesta decir que no. Toda la ferretería y equipo técnico que repartiríamos entre tres, la estábamos llevando entre dos, y finalmente desistí a mi montañismo masoquista y opté por la comodidad y salud de mi espalda. Y lo volvería a hacer. Así, confeso de mi culpa, pero con la conciencia tranquila, puedo seguir contándoles mi relato.


Salimos del pueblo acompañados de nuestra cholita y su mula con nuestras mochilas. Atrás los seguíamos nosotros, con la felicidad de quien no lleva peso y va de turista disfrutando el paisaje. La huella, sin dificultad alguna, discurría ingresando al valle donde al fondo, se visualizaba un majestuoso e imponente Nevado Illimani, una mole de 8 kilómetros de longitud y una altura de 6.462 msnm, con cuatro cumbres sobre los 6.000 metros y gigantescos glaciares, coronándose como la cumbre más alta de la Cordillera Real, y la segunda de Bolivia después del Sajama (6.542 msnm). Tardamos poco menos de dos horas, a paso calmo gracias a que el burro era realmente un burrazo, que paraba a descansar cada 10 metros, haciendo que la pobre cholita se tuviese que detener de golpe tirada por la cuerda, para luego tratar de convencerlo de que volviese a caminar. Nos acompañaban por la ruta también varias llamas y alpacas, algunas chistosamente adornadas con coloridos pompones colgando del cuello, y que inevitablemente atrajeron la atención de mi lente. Al final del valle, en una extensa explanada a 4.400 msnm, se ubicaba el campamento base Puente Roto, donde solo había una carpa instalada. Descargamos el equipo y nos despedimos de la cholita, para luego disfrutar del hermoso paisaje que teníamos en frente. Teníamos encima el Illimani, y desde abajo lográbamos adivinar más o menos por dónde se abría la ruta y dónde debería estar el campamento alto. Armamos campamento, cocinamos algo y luego disfrutamos del lugar, haciendo un poco de vida social con un grupo compuesto por un Holandés junto a su guía y su sherpa. Este holandés errante también lo habíamos pillado el día de cumbre al Pequeño Alpamayo y nos contó que llevaba viajando casi un año y medio por toda Sudamérica en bicicleta, todo un desafío. El atardecer, con sus hermosos colores anaranjados, marcó el final de nuestro día. Inmediatamente se escondió el sol, la temperatura cayó de golpe, y salieron las parkas de pluma y luego los sacos de dormir. Era hora de terminar el día y reponernos para el día siguiente.
DISTANCIA: 4,3 kilómetros
DESNIVEL: 597 metros
ALTURA MÁXIMA: 4.470 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- La Paz → Pinaya: 04:00
- Pinaya → CB Puente Roto: 01:45
DÍA 7 – CB Puente Roto – Campamento Alto Nido de Cóndores
Despertamos con las primeras luces del amanecer, pensando en que nuestro porteador llegaría a las 8 am. Inicialmente habíamos acordado una hora más tarde, pero cambiamos de parecer en el camino y mandamos el recado con la cholita, por ende a las 07:45 ya teníamos las tres mochilas listas para partir. Pasaron las 8 y ni rastro del personaje, y sin saber si se le habían dado el recado o sencillamente no llegaría, tuvimos que esperar hasta las 9, aunque ya habíamos decidido que si no llegaba puntual, sencillamente rearmaríamos y partiríamos los dos. Cuando estaba a punto de decirle a Felipe que cambiásemos de plan, escuchamos una moto que se acercaba y que se detuvo cercano a nosotros, era nuestro tipo. Se llamaba “Salto” y no era muy hablador que digamos. Le pasamos su mochila y sin mucho preámbulo partió caminando.
Dado que estábamos encima del cerro, la ruta inmediatamente se montó sobre este y comenzó a ganar altura. Traverseaba hacia la derecha, en clara dirección hacia un largo espolón donde adivinábamos debería estar el campamento, pero para eso aún faltaba muchísimo, antes fuimos avanzando por el lecho de uno de los glaciares que antaño bajaba hasta esta zona. Cercano a este sector y a casi una hora desde el CB, nos pillamos con unas cascadas de hielo maravillosas, que me llamaban a escalarlas a la vuelta y que como panorama estaba increíble, ya que había donde acampar y el tamaño de estas era suficiente para disfrutar sin aburrirse. Cuando llegamos a la base de el espolón (que en realidad más que espolón, era un gigantesco filo de roca), frente nuestro apareció un eterno zigzagueo que nos posicionó en la zona rocosa del filo. Aquí la caminata sencilla, se transformó en trepadas sobre roca y muchísima piedra suelta, donde agradecíamos haber alivianado algo de peso con nuestro porteador. Incluso en las zonas finales, donde la pendiente se ponía más fuerte, habían instaladas chapas, que imagino usaban para bajar de forma más segura a algunos clientes.
Fueron 4 horas de subida hasta que logramos llegar a nuestro campamento alto, un escueto espacio que al llegar estaba atiborrado de carpas y apenas cabía la nuestra, y que por suerte para nuestra comodidad, justo una chica estaba desarmando una de ellas, dejándonos el espacio para instalar nuestras Thor2. Mientras nos acomodábamos, aprovechamos de hacer algo de vida social y averiguar cómo estaban las cosas por allí arriba. Justo nos pillamos con una chilena que había logrado la cumbre en solitario, y que nos contó a grandes rasgos como estaba la ruta, dándonos a entender que era una autopista para arriba y haciéndome adivinar que muy probablemente la famosa “escalerita al cielo”, el paso de hielo más expuesto y peligroso de toda la ruta, estaría cubierto con nieve aún. Además de ella, otros dos gringos también habían logrado cumbre, y en el campamento se encontraban también un grupo grande que acompañaba a dos españoles, padre e hijo, además del Holandés y su grupo, que habían llegado un poco antes que nosotros.

Con el campamento ya armado, nos sentamos a meditar qué hacer. Estábamos a 5.400 metros y ambos nos sentíamos como lechuga, y comento esto, porque el plan inicial era que pasaríamos un día completo aclimatando en el campo alto, y luego atacaríamos cumbre, ya que nunca ninguno de los dos había estado más allá de los 6.100 msnm, y ante todo queríamos asegurar la cumbre, además de que el grupo de españoles también subiría el Illimani, pero con un día de retraso, lo cual nos juntaba en la subida. Pasó, que por un lado, ambos nos sentíamos excelentemente aclimatados, y por el otro, que se venía un frente de mal clima, que si se adelantaba tan solo un día, podría amenazar seriamente cualquier éxito de cumbre. Así, decidimos que en vez de quedarnos un día aclimatando y reconociendo terreno, intentaríamos la cumbre inmediatamente esta misma noche que venía. De no lograrlo, ya veríamos si nos quedaban las fuerzas para intentarlo por una segunda vez al día siguiente. Con eso decidido, no perdimos tiempo en dejar todo listo, comer temprano e irnos al saco apenas cayó el sol a las 18:30, lo que nos daba hermosas siete horas de sueño.

DISTANCIA: 3,9 kilómetros
DESNIVEL: 1.022 metros
ALTURA MÁXIMA: 5.478 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- CB Puente Roto → Camp alto: 04:00 horas

DÍA 8 – Campamento alto – Cumbre Illimani – Campamento alto – CB Puente Roto
Comenzamos caminando exactamente a las 02:30 am. La huella partía a escasos metros de nuestra carpa y no podría haber sido más clara. La nieve, firme y compacta gracias a los constantes ascensos, hacían adivinar que al menos eso, lo tendríamos de nuestra parte. Adelante, el Holandés y su guía, avanzaban a paso rápido, mientras nosotros algo más lento, ganábamos altura. Nos fuimos bordeando todo el amplio filo de nieve que se continuaba desde el espolón de roca de nuestro campamento, con algunas pasadas de hasta uso 45 grados de inclinación, pero que gracias a lo dura de la nieve y las firmes huellas existente, hacían del avanzar una tarea bastante sencilla. Cuando terminamos el filo, la ruta perdió pendiente y aquí empezaron a aparecer las primeras zonas de grietas, pero que aún se encontraban generosamente tapadas por la nieve, y que hasta ahora no presentaban mayores dificultades. Quizá solo una grieta, ubicada en la zona de mayor pendiente del tramo previo, podría haber sido compleja, ya que estaba celosamente escondida en mitad de la subida más inclinada y con zonas que ya empezaban a abrir, mas una banderilla amarilla nos alertó a tiempo y la cruzamos con cuidado dando solamente un paso largo. Paramos en la zona de menor pendiente a comer algo y disfrutar de la hermosa vista que se tenía de toda La Paz iluminada. En el campamento se veían ya algunas luces que indicaban que los españoles estaban prontos a partir.
La zona de menor pendiente se continuó por algún rato, dando algunos zigzageos amplios entre grandes grietones que no presentaban ningún riesgo real, ya que en ningún momento habíamos tenido que cruzar ningún puente de nieve, y de momento la cuerda iba solo de paseo dentro de la mochila. Creo que estábamos ya pasados los 5.800 msnm, y aún esperábamos llegar al temido “caminito al cielo”, un traverse de hielo cristal bastante peligroso y expuesto, y donde antaño ya habían ocurrido algunos accidentes fatales, y que en teoría era el crux de la ruta. Resultó ser que nunca llegaría tal crux, ya que este se ubicaba antes del campo de grietas y a 5.700 msnm, pero que yo seguiría esperándolo incluso hasta los 6.200 msnm, ya que no recordaba bien la altura a la cual estaba y me daba lata empezar a escarbar en la mochila buscando la ruta. Junio, al ser inicio de temporada, nos regaló el beneficio de la nieve reciente, y nos ahorró los peligros del hielo cristal o grietas abiertas.
Pasado el campo de grietas, el cerro ganó pendiente nuevamente hasta unos 45 grados, y comenzó un eterno zigzagueo por nieve dura en franca dirección hacia el filo cumbrero, sin embargo, para eso aún faltaba mucho. Llevábamos recién poco más de 3 horas y aún no habían ni indicios de los primeros rayos de sol. Atrás, se veían como a lo lejos los españoles avanzaban y adelante, el Holandés ya había desaparecido por completo de nuestra vista y adivinábamos que con alta probabilidad llegaría a la cumbre de noche. Nos llevó un buen rato terminar esta pendiente y llegar a una zona de descanso nuevamente. Esta zona se ubicaba a 6.230 metros, y era una gran grieta tapada, permitiéndonos descansar y evaluar la ruta, ya que al parecer habían dos posibles opciones, lo cual hoy viendo el GPS y otros tracks, compruebo que efectivamente era así. La primera opción que evaluamos, daba la vuelta por la izquierda de la grieta, agarrando el filo desde mucho más abajo, y era la ruta que habían seguido mis amigos 2 años atrás y la que me indicaba el GPS. Por el otro lado, y cruzando la grieta por la mitad, por un firme puente de nieve, había otra ruta marcada con huellas recientes, que agarraba el filo mucho más arriba y que encaraba la pendiente de frente, en otro zigzagueo eterno. Claramente optamos por la ruta más corta pero pesada, ya que a pesar de encontrarnos ya sobre los 6 mil metros, ambos íbamos sorprendentemente bien fisicamente (bendita aclimatación previa!).

Aparecieron los primeros rayos de sol cuando íbamos a los 6.250 metros, y la noche rápidamente dio paso al día. Aquí nos encontramos además con el Holandés, que efectivamente había llegado de noche a la cumbre y que bajaba rápido para volver ese mismo día a La Paz. Un breve saludo y felicitaciones, y cada uno siguió su rumbo. A los 6.350 metros finalmente llegábamos al filo y la euforia corría por mis venas, mientras le gritaba a mi amigo alentando a que no faltaba nada. Quizás era la hipoxia la que gritaba, quién sabe! Nos faltaban nada más que 100 metros y ya ninguna dificultad real. El filo era amplio y seguro, y nos tomó algo así como 30 minutos recorrerlo hasta que finalmente llegamos al amplio plateau cumbrero a las 8 am en punto. Abrazo, felicitaciones y euforia. Habíamos coronado la cumbre más alta de la Cordillera Real, nuestro record de altitud, y para rematar nuestra felicidad, ninguno de los dos se sentía en absoluto apunado.

Estuvimos 1 hora arriba en la cumbre. Ni la altura, ni los -10 grados que habían, harían que no disfrutásemos ese momento cómo se debía. Descansamos, comimos, gozamos el increíble paisaje que teníamos en frente e incluso intenté volar infructuosamente mi drone, el cual si bien logró elevarse, me tiraba errores de congelamiento, por lo cual no me arriesgué a llevarlo fuera de mi alcance. La belleza del lugar era inmensa, y también lo era la extensión de los glaciares que teníamos alrededor nuestro. El cerro se extendía hacia todos lados, y podíamos ver cómo la cumbre anexa llamaba a ser escalada, bordeando hermosos y vertiginosos filos. Habíamos cumplido nuestra mayor meta. Ahora quedaba regresar sanos y salvos al campamento.

Comenzamos a bajar y nos pillamos a los españoles que venían recién llegando al filo. Padre e hijo, donde el primero tenía nada más ni nada menos que 70 años!! Impresionante! La bajada, si bien fue cautelosa, no presentó en ningún momento alguno dificultad, siendo el único paso de cuidado, la grieta escondida y marcada con la banderilla. Nos tomó algo menos de dos horas y media llegar nuevamente al campo alto, donde ya no habían ni rastros del Holandés, y el grupo de los españoles se preparaba para bajar. Aquí comencé con un dolor de cabeza horrible, que sospecho puede haber estado influenciado por una mezcla entre deshidratación, insolación y altura, pero la cosa es que me dolía suficiente para echarme a descansar y que Felipe amablemente se encargase de preparar la comida. Rato después, ya mejor hidratado, comido y considerablemente con menos dolor, desarmamos el campamento y nos fuimos hasta el campamento base, ya que no tenía ningún sentido bajar a Pinaya a esas horas de la tarde, sin traslado disponible.
DISTANCIA: 8,9 kilómetros ( 2,5 km x 2 + 3,9 km)
DESNIVEL: +973 /-1.995 metros
ALTURA MÁXIMA: 6462 msnm (Cumbre Illimani)
TIEMPO INVERTIDO
- Camp alto → Cumbre: 05:50 horas
- Cumbre – Camp alto: 02:20 horas
- TOTAL: 09:00 horas (02:20 → 11:20)
- Camp alto → CB Puente Roto: 02:15

DÍA 9 – CB Puente Roto – La Paz
Una de las grandes ventajas de Bolivia, es que hay señal de teléfono en prácticamente todas las cumbres. Si bien, este no era el caso, sí había señal en campo alto y en campo base, lo que nos permitió coordinar el día previo con nuestro taxista para que nos recogiese en Pinaya hoy a las 10 am. En una hora y media recorrimos los escasos kilómetros que nos separaban del pueblo, y allí echados en el suelo, esperamos que finalmente llegase Richard. Las 4 horas que nos tomó hasta La Paz fue realmente una tortura, ya que hacía un calor horrible y el auto no tenía aire acondicionado, pero todo llega a su fin, y allí estábamos finalmente en La Paz, en el mismo hostal desde donde habíamos partido y reuniéndonos con nuestro amigo Pancho, que a su vez había tenido un horroroso paseo por el Lago Titikaka, cortesía de la fiebre y su resfriado.

DISTANCIA: 4,3 kilómetros
DESNIVEL: – 597 metros
ALTURA MÁXIMA: 4.470 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- CB Puente Roto → Pinaya: 01:30 horas
DÍA 10 – Aranjuez y Fiesta del Poder
Nuestro último día era un bonus en caso necesario si es que nos atrasábamos con algún cerro o teníamos cualquier incidente. Como todo el itinerario resultó a la perfección, salvo para Pancho, este día lo teníamos libre y decidimos que había que aprovecharlo. Se barajaron las opciones de ir a la carretera de la muerte, algún otro paseo o ir a escalar en roca. Ganó la última opción, y así partimos a un sector llamado Aranjuez. Nos fuimos en colectivo, siguiendo las indicaciones de la página web que describo en la sección de CONSIDERACIONES, y sin mucha dificultad logramos dar con las rutas. El sector esta compuesto por conglomerado, y hay rutas de todos los niveles, varias de ellas bien señalizadas. Elegimos un 10ª y allí estuvimos jugando casi toda la tarde. Era una bien larga, probablemente de unos 25 metros de altura, y que en sus pasos finales se notaba había perdido algunos agarres, ya que la última sección estaba imposible para nosotros, y en ningún caso daba para un 10A (Después nos enteramos que ahora era un 10D). De cualquier forma, la pasamos increíble escalando un buen par de horas antes de que decidiésemos volver.

Cuando llegamos de vuelta al centro, todo era un caos. Hoy era la famosa Fiesta del Gran Poder, una fiesta religiosa típica de La Paz y que reúne a todo el mundo en torno a algo así como un gran carnaval , donde los bombos, platillos, trompetas y coloridos disfraces, dan vida a las calles de la ciudad. Nos la pasamos la tarde completa, hasta casi las 2 am disfrutando del espectáculo, comiendo cuanta cosa pillamos en la calle, bebiendo cerveza y hasta tirando fuegos artificiales!! No podíamos finalizar de mejor forma nuestro viaje, y nos quedábamos con ese sabor a triunfo y con las ganas de volver por más, mucho más.


REFERENCIAS Y OTROS
Nevado Pirámide Blanca
Nevado Pequeño Alpamayo
Nevado Illimani
SITIOS WEB DE INTERES
https://www.lacumbreonline.cl/blog/lugares/destino-cordillera-blanca/
RUTA GPS
Aquí encontrarán para descargar cada una de las rutas completas en formato GPX y KML.
FIN