El Cerro la Paloma es uno de los cerros que le dan la majestuosidad al paisaje Oriental de Santiago. Junto al Cerro Altar y Cerro el Plomo, vigilan nuestra capital desde las alturas, siendo La Paloma, el más bajo de los tres, pero el más llamativo por su cascarón de hielo eterno. El más bello a mi gusto eso sí, se lo lleva sin lugar a dudas el Cerro Altar, un puntiagudo cerro de casi 5.200 msnm con una majestuosa y escarpada cara Sur que no deja de inspirar respeto. El acceso más común a La Paloma y el Altar, a diferencia del Plomo, se realiza vía Yerba Loca, ubicado en la curva 15 de camino Farellones. Su extenso valle, de casi 20 km de extensión, lleva invariablemente a los pies del glaciar La Paloma, donde se tiene una vista preciosa de este, siendo un destino muy frecuentado por turistas que gustan del trekking.
La Paloma es un cerro predominantemente de primavera y verano, cuando su aproximación está libre de nieve y hace más liviana la larga caminata del primer día, sin embargo, puede ser perfectamente realizado en invierno, aunque sí, siendo bastante más agotador.
“Una travesía invernal y solitaria por el Glaciar del Rincón”
Table of Contents
Fecha ascensión: Septiembre 2015
Tiempo invertido: 3 días
Largo total de la Ruta realizada: 43 kilómetros
Altura máxima alcanzada: 4.910 msnm
Desnivel total alcanzado: 2.930 metros
Físico: 5 / Exposición: 3 / Técnica: 3 (Según AHB)

DESCRIPCIÓN DE EQUIPO
Equipo de alta montaña y enfocado a progresión en glaciar. En invierno el glaciar está cubierto de nieve y probablemente no lo vean, a diferencia de verano, donde si caminarán sobre él. La ruta por el Glaciar del Rincón es segura, con apenas un par de grietas visibles y pequeñas, por lo cual no es necesario categóricamente el equipo de rescate en grietas.
EQUIPO
- Zapatos plásticos Koflach
- Crampones para terreno mixto
- Piolet marcha
- Raquetas de nieve
- Cuerda, arnés, mosquetones y cintas: llevados para intentar Cerro el Altar
- Teléfono satelital: exclusivamente por inestabilidad climática y ruta en solitario
APROXIMACIÓN
- Tomar Av. Las Condes y subir hasta la bifurcación hacia camino a Farellones.
- Continuar por camino a Farellones hasta el inicio de las curvas, donde existe una bifurcación. La izquierda lleva a la mina Los Bronces y la derecha a Farellones.
- El parque Yerba Loca se ubica en la curva 15.
CONSIDERACIONES
- El Parque Yerba Loca abre sus puertas a las 08:30 am y cierra a las 18:00.
- Existe un cobro de $3.500 por día calendario. Este te da derecho a utilizar toda la zona de camping existente en Villa Paulina.
- No beber agua del río principal de Yerba Loca ni del Estero Sulfatos (cascadas), ya que sus aguas son extremadamente ricas en minerales.
- STATUS ACCESO (Junio 2020):
- En algún momento, el acceso hacia el valle se cerró por derrumbes producidos cercanos a Hornitos. Este cierre fue temporal y no atribuible a la minera, cómo se escuchó frecuentemente. Actualmente están permitiendo el paso tras una firma de una declaración liberación de responsabilidades, pero recomiendo que antes de ir, llamen directamente a Yerba Loca.
- Actualmente cerrado el parque por COVID.
ITINERARIO
DIA 1: Santiago → Villa Paulina (Yerba Loca) → Base glaciar Cerro La Paloma (CB)
DIA 2: Campamento base (CB) → Glaciar del Rincón → Cumbre Cerro La Paloma → CB
DIA 3: Campamento base (CB) → Villa Paulina → Santiago
RELATO DEL VIAJE
DÍA 0,
La idea y la preparación
El Cerro la Paloma era una cumbre que tenía en mente ya hace tiempo, sin embargo, en esta elección en particular poco tuve que ver yo, y fue la forma en que se fueron dando las cosas que me hicieron terminar llegando a su cima en solitario. En un comienzo la idea original era partir junto a Paris Capetanópulos, un ya conocido amigo mío, rumbo al Cerro Alto del Río Blanco y eventualmente el Cerro León Blanco. Ambos se ubican en el sector del Juncal y el objetivo era reconocer el área para incluirlos dentro de rutas de su empresa Chile Hike, pero se nos indicó que el parque se encontraba cerrado por ese entonces y la idea se nos fue a tierra. La fecha era especial, y para que vamos a venir con cosas, a qué pastelito se le puede pasar por la cabeza irse a un cerro el 18 de Septiembre y solo… acá tienen a uno. Mi amigo Paris -otro especial- finalmente había decidido reconocer una ruta de trekking que poco me interesaba y finalmente ahí me hallaba yo sin partner para ese memorable fin de semana que me esperaba. Había decidido que quería hacer algo diferente. Todos los años lo mismo; Algarrobo, asado, fondas, empanadas, cervezas, terremotos, y con esto de la beca de mi especialidad urológica, ya pocas escapadas por más de 2 días podía hacer, y justo ahora tenía frente mío un fin de semana largo que no pensaba tirar por la borda.
No puedo decir que no busqué compañeros. Es más, le pregunté a cada uno de aquellos en quienes confiaba… y es que a veces uno ya se aburre de solo caminar, y busca nuevos desafíos. En mi caso buscaba alguna ruta de dificultad intermedia pero que me permitiese poner en práctica progresión glaciar, uso de anclajes, rapeles, etc. No fue poca la búsqueda, pero vuelvo a recalcar, a qué pastel se le ocurre irse al cerro un 18 de Septiembre. Finalmente me di por vencido y acepté la -para nada terrible- idea de qué iría solo. Mucha gente se espanta y me cree loco o antisocial (pueden tener razón), por irme 3 días en solitario a meterme a la nieve y cagarme de frío, mas las rutas en solo tienen lo suyo, aunque no todos lo entiendan. Es una instancia de tranquilidad permitida en pocos lugares y donde se te da la chance de ponerte a prueba 100% a ti mismo, tanto en lo físico como en lo mental. Todo depende de ti, y eso hace que las decisiones que tomes lo hagas con la cabeza donde corresponde. Un traverse de glaciar que junto a otros más experimentados podría ser como cruzar la calle, aquí te implica analizar todos los posibles riesgos y resultados, poniendo en la balanza tu decisión. Estar solo te obliga a estar mil veces más alerta, ser más cauto, más responsable o simplemente indagar alternativas que de otra forma quizá no buscarías. La sensación de aventura, el miedo y el éxito se potencian al máximo, dándole un sabor especial a tus experiencias. Viajar solo no es para todos. Es más para pocos.
Teniendo ya en mente que nadie me acompañaría, comencé a buscar nuevas posibles rutas. Debía ser realizable en 3 días, sin necesidad de encordarse o asegurar, y relativamente segura como para realizar en solitario. Un poco dudoso ante que elegir, decidí llamar a mi amigo Pepa Sermini, mi antiguo instructor de “técnicas invernales”, quien finalmente fue el que decidió por mí. La ruta normal de La Paloma era según él, segura y accesible para ir solo, y considerando que era una cumbre a la cual le tenía la mirada encima, no había más que discutir. En la búsqueda de información eso sí, a esta ruta se le sumó la idea tentativa de intentar un cerro que desde hace tiempo también venía haciendo resonancia en mi cabeza, el famoso Cerro Altar, un cerro que no es de popular conocimiento y que ni siquiera tiene ruta descrita en AHB, aunque existe y es bien conocida por los entendidos. En mi búsqueda descubrí que la ruta más frecuentada comenzaba desde la misma cumbre del Cerro La Paloma… toda una oportunidad si lograba llegar allí. Revisé el libro de cumbre de la página de AHB y así conseguí algunos nombres de gente que alguna vez había llegado a la cumbre. Facebook me ayudó en esa búsqueda, hasta que finalmente solo uno de todos mis mensajes fue respondido. Álvaro Ferrer, quien había realizado la ruta antes del año 2000, fue quien gentilmente me permitió llamarlo para explicarme lo que alcanzaba a recordar. Se debía remontar todo el filo desde la cumbre de la Paloma hasta la cumbre del Altar orientándose hacia la cara Norte, menos escarpada que la difícil cara Sur. La ruta en si no era compleja, salvo por una pasada, que implicaba un gateo en roca, un canalón y un rapel a la vuelta, aunque él mismo me indicó que en ese entonces por tema de tiempos habían decidido omitir el rapel y desescalarla. No era de mi agrado hacer un rapel en solitario y menos en un cerro donde no va nadie, sin embargo, existía la posibilidad de que -dado la época- el gateo en roca y el canalón fuesen considerablemente más sencillos con nieve, por lo cual decidí que si las cosas se daban, intentaría llegar al menos hasta ese punto para analizar la ruta y eventualmente realizarla a futuro si encontraba que era muy riesgosa en solitario. Para ello, sin embargo, debía ir equipado pensando en rapelear, por lo cual a mi mochila le sumé el peso de la cuerda, arnés, ATC, mosquetones y cintas… ya se vería qué tan útil sería esa inversión en peso.

La preparación fue acorde a la situación, eso quiere decir que redoblé las precauciones y el conocimiento de la ruta. La estudié al revés y al derecho, la imprimí, la revisé con Google Maps y consulté a gente que previamente había ascendido. La meteorología fue otro de los factores críticos de esta planificación, ya que por las fechas cursaba un clima particularmente inestable, por lo que diariamente y con una semana de anticipación fui revisando el clima en 3 páginas diferentes y conseguí que el CAU me facilitase un satelital para confirmar el día previo a la cumbre que las condiciones se mantuviesen estables. Las cartas estaban tiradas y no había forma de que diera marcha atrás, haría la cumbre de La Paloma, o al menos iría a chapotear en la nieve.
DÍA 1,
Santiago – Villa Paulina – Hornitos – La Lata – Cascadas – Piedra Carvajal – Camp. Base
Había dejado todo preparado ya el día previo pensado que como de costumbre me quedaría dormido, lo que sorprendentemente no pasó. Incluso tuve el tiempo para verificar por última vez las condiciones meteorológicas, que en esta oportunidad indicaban que habría sol, nubes y nieve escasa para cada uno de los 3 días. Al menos el clima se había estabilizado, lo que me daba mayor tranquilidad.
Tomé la ruta hacia el ya archi conocido camino a Farellones y llegué a las 08:00 am en punto a las puertas de Yerba Loca, que a esas horas aún no habría, lo que me dio tiempo de ordenar las últimas cosas en la mochila. Cuando ingresé -a las 08:20- pasé a registrarme a la caseta, donde me recibió una chica que me indicó que la nieve comenzaba cerca de “La Lata” y ya en “Piedra Carvajal” se estimaban unos 2 metros caídos. Nadie hasta ahora había logrado cumbre de la Paloma o Altar este invierno, por lo cual sería un desafío y motivación extra a mi aventura. Tomé el auto y me dirigí a los estacionamientos de Villa Paulina, desde donde comenzó mi caminata aproximadamente a las 09:00 am. A esas horas todo el mundo dormía en las pocas carpas que habían repartidas por el sector, lo que me adelantó que probablemente tendría una marcha más solitaria de lo que hubiera esperado.

Al comenzar a recorrer el camino principal, me sorprendió ver lo bien mantenido del sector. El inicio de la ruta está demarcado y hay infografía donde se indican los diferentes senderos y distancias de trayecto, además de letreros con datos útiles de la flora, fauna, arqueología y otras cosas interesantes (bien jugado ahí la municipalidad de Lo Barnechea). Seguí mi caminata por una ruta que es imposible de perder, ya que está extremadamente marcada y discurre por un único valle. A mi izquierda me acompañaba el estero de Yerba Loca, particularmente bonito por su gran cantidad de minerales que llevan sus aguas, lo que le da tonalidades rojas y blancas a las rocas de su lecho. En todo el alrededor hay vegetación abundante que hacen serpentear a la senda, dándole un agradable ambiente al sector, y a mi izquierda se levantbaa el Cerro Manchón, una cumbre de 3.720 msnm que suele ser ascendida por el día desde Villa Paulina. Su cumbre, nevada por completo, me adelantaba como estarían las condiciones más adelante.


Poco después de las 2 horas de caminata llegué al primer sector de interés del parque, llamado “Los Hornitos”, un sector con abundantes afloramientos de agua que permiten la presencia de vegas y harta vida en el sector. Paré unos minutos a descansar la espalda y estirar un poco las piernas porque harto lo necesitaba. El ir solo, cargado con carpa de alta montaña y equipo para rapel me estaba pasando la cuenta tempranamente, y ya sentía en mi espalda y rodillas las consecuencias del peso. Seguí caminando y a eso de mitad de camino entre “Los Hornitos” y “La Lata” comenzaron a aparecer los primeros manchones blanquecinos en la tierra, los cuales rápidamente pasaron a formar placas y luego a cubrir el suelo por completo. La huella, que en mi planificación imaginaba como inexistente, era clara e imposible de perder, gracias a todos aquellos que probablemente el fin de semana previo se habían aventurado por eso lugares. Solo 3 pares de huellas llamaban mi atención, ya que se notaba claramente que iban en dirección Norte y eran recientes… quien sabe, quizá tendría compañía.
Avancé expeditamente sobre nieve dura que de cuando en cuando me jugaba alguna mala pasada. Uno de los tres desconocidos individuos de adelante llevaba ya las raquetas puestas, sin embargo mi flojera me obligaba a seguir adelante… los crampones estaban demasiado al fondo y no era opción usar las raquetas en ese terreno mixto de nieve y piedras, no al menos con las raquetas prestadas de mi amigo Oliver (justo la semana pasada había visto como otro amigo había quebrado una de esas, exactamente en el mismo valle).

Había pasado ya “La Lata” y me dirigía rumbo a las cascadas, cuando me encontré con dos de los desconocidos. Era una pareja que solamente habían subido de paseo y no habían llegado más allá de las cascadas. El otro incógnito, según me contaban, llevaba unas 2 horas adelante e iba “bien preparado”, sin embargo, la pareja no se había detenido a hablar con él, por lo que no tenían claro a dónde se dirigía.
Una hora después de dejar “La Lata” llegué a las famosas cascadas formadas por el estero “Sulfatos” o también llamado “Chorrillos del Plomo”. Para alguien que nunca había visto unas, estas de verdad honraron su reputación y me hicieron entender por qué eran tan famosas. Al menos 9 rutas se distribuyen en las diferentes caídas de agua, con dificultades que van hasta el M6 en mixto y WI5 en hielo. Sin duda un lugar que, más temprano que tarde, volvería a visitar con los implementos necesarios. Tras mi momentánea detención a apreciar las heladas caídas de agua, continúe caminando, pero esta vez con las raquetas puestas. La cantidad de nieve en adelante era cosa seria y se veía venir una subida donde de seguro las agradecería. Esta misma subida me dejó al lado de Piedra Carvajal, probablemente el lugar más común para acampar cuando se va al Cerro La Paloma o al Cerro Altar Falso. Está ubicado a 3.280 msnm y a los pies del Altar Falso, siendo un buen sitio de campamento porque está en una planicie, bien abastecido de agua y con un antiguo “refugio” construido con piedras donde se puede dormir sin necesidad de armar carpa. A pesar de esto y de ya ir un poco agotado por la larga caminata y el peso, había decidido desde antes que mi sitio de campamento sería a los pies del glaciar Sur o incluso en el plateau ubicado a más o menos a 4.100 msnm, esto porque si efectivamente intentaba el Altar, debería reducir al máximo el tiempo desde el CB a la cumbre de La Paloma.


Tras un rápido vistazo a “Piedra Carvajal” -no quería tentarme con quedarme ahí!- seguí avanzando por una gran planicie llamada “Campos de Marte”. En verano es un terreno rocoso tipo lecho de río, sin embargo por esta época no era más que una larguísima planicie con escasa pendiente y tapizada de un manto blanco tallado por el constante azotar del viento. Fueron aproximadamente kilómetro y medio de caminata en línea recta con el Altar Falso a mi derecha y La Paloma al fondo acercándose a paso de tortuga. De cuanto en cuanto pillaba las huellas de mi misterioso acompañante en algún sector donde no soplaba el viento, y para mis adentros pensaba en que quizá no me vendría nada de mal un partner que me acompañase en mi intento al Altar. Casi llegando a la base del glaciar, y tras subir una nueva pequeña pendiente, vi que las huellas doblaban a la derecha en rumbo al glaciar Sur o quién sabe qué otro destino. Yo seguí derecho y algunos metros más allá comencé mi búsqueda de sitio donde instalar mi carpa. De solo mirar la nieve se notaba que el lugar era extremadamente ventoso, con gruesas placas de viento y sin mucho sitio donde ponerse a cubierto, sin embargo, por suerte llevaba una buena carpa pensando que el clima iba a estar rudo. Elegí un lugar suficientemente plano y especialmente alejado de posibles derrumbes, ya que justo algunos días atrás había sido el terremoto 8.3 en Illapel. Compacté un poco la nieve con las raquetas y extendí la carpa para comenzar a armarla. No sabía que me tomaría prácticamente 1 hora completa asegurarla como correspondía, ya que bajo esa dura placa de viento, no había más que una seca nieve incohesionable, lo que me obligó a acarrear piedras -y desenterrarlas- de un lugar cercano, para fijar cada estaca y viento… ya había visto volar más de una carpa este invierno y no pensaba dejar que fuese yo el desafortunado en esta ocasión.

DISTANCIA: 15.7 kilómetros
DESNIVEL: 1.686 metros
ALTURA MÁXIMA: 3.861 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- Villa Paulina → La Lata: 03:50 horas
- La Lata → Cascadas: 01:10 horas
- Cascadas → Piedra Carvajal: 01:40 horas
- Piedra Carvajal → Campamento Base: 02:10 horas
- TOTAL: 08:50 horas
DÍA 2,
Campamento Base – Glaciar del Rincón – Cumbre – Campamento Base
Tal como había supuesto, mi sitio de campamento era extremadamente ventoso, y no dejó de serlo durante toda la noche. Tuve que cerrar todas las respiraciones de la carpa porque de lo contrario, la nieve polvo entraba por cualquier parte, y para poder dormir no me quedó otra que usar los tapones para los oídos. Eso, me costó una hora de retraso en mi itinerario del día de cumbre, ya que cuando desperté de un salto a las 4am pensando que me había quedado dormido, mi despertador ya llevaba sonando desde las 3am. Asomé la cabeza afuera y comprobé que era una noche calma con algo de nubes altas, tal como se informaba en el pronóstico meteorológico… ¡¡habría ascensión!! Me engullí un par de barras de cereal sin mucho entusiasmo, me vestí y verifiqué por última vez que estuviese todo el equipo necesario dentro de mi mochila. Cuando salí de la carpa comprobé para mi agrado que no hacía tanto frío como esperaba –con suerte -5°C- y que a pesar de las nubes, había suficiente luz como para distinguir fácilmente la ruta a seguir.
La nieve, si bien no estaba en las condiciones óptimas, estaba lo bastante aceptable para lo que yo esperaba. Esa placa de viento me ayudó más que suficiente en mí avanzar y rápidamente llegué a los pies del cerro. A mi derecha se alcanzaba a ver algo el reflejo del inmenso glaciar Sur y frente mío tenía los dos grandes morros de roca entre los cuales pasa la ruta normal. Comencé a subir entre ellos por una pendiente que rápidamente ganaba altura y con una inclinación no mayor a los 30°. Más allá y tras superar el morro pequeño de la izquierda, la ruta volvía a perder pendiente, dando lugar a una especie de olla a su izquierda y algunos posibles sitios de campamento, que de noche solamente pude adivinar porque estaban descritos en AHB como el plateau a 4.100 msnm y donde había pensado inicialmente dormir. Desde este punto, la ruta era bien lógica, ya que solo había una dirección que seguir, hacia arriba, pasando por una angostura que posteriormente daba paso a un amplio espacio donde teóricamente se encontraba el Glaciar del Rincón. Digo teóricamente, porque desde el campamento base hasta la cumbre, en ningún momento camine sobre algo parecido al hielo y en vez de eso, fui avanzando siempre por una gruesa capa de nieve que me enlentecía el paso, pero a su vez lo hacía bastante más seguro.


No recuerdo cuanto me tomó en tiempo el trayecto desde la angostura hasta la parte superior del Glaciar del Rincón, sin embargo, sé que fueron 05:30 desde el CB y que cuando vi por primera vez -desde la angostura- lo que me esperaba subir, quise agarrar mis cosas y devolverme a dormir! Frente mío tenía una subida eterna que según lo leído, incluía tanto el glaciar, como también un acarreo bastante pesado, ambos en esta oportunidad, cubiertos completamente de nieve. Fue una lenta subida, ya que cada dos pasos en nieve dura, me encontraba con algún sector donde quedaba enterrado a media pierna. Aquí la pendiente ganaba la mayor inclinación de la ruta, llegando a unos 45° en el punto más alto del sector del acarreo y haciendo bastante vertiginosa la vista hacia el largo trayecto que dejaba atrás. Cuando por fin logré llegar arriba -para mi enorme felicidad- a unos 4.450 msnm, se presentó ante mí un enorme plateau de unos 500 metros de longitud, donde parte de este se cubría por un extenso segmento de glaciar por su borde Norte, dejando limpio el borde Sur, en el cual perfectamente se podía armar un campamento de altura (ideal para atacar el Cerro Altar).

Avancé por el plateau superior rápidamente, ya sin dificultad alguna, gracias a que el viento había dejado poca nieve en la cual hundirse y al poco rato llegué a su extremo Este, desde donde se iniciaba nuevamente una subida que ladereaba unas suaves pendientes por la cara Norte del cono final del Cerro la Paloma. A estas alturas tenía más que claro que sería imposible hacer el Altar, ya que me estaba tomando considerablemente más tiempo, pero sobre todo energías, avanzar por el terreno nevado. En un momento sin embargo, también comencé a preocuparme respecto a la cumbre de la Paloma, ya que mi hora tope de cumbre eran las 13:00 y veía como avanzaba el reloj pero yo no mucho. Solo y con el clima así de inestable, no quería llegar a última hora al CB. Por eso, cuando llegué al plateau y vi desde aquí abajo lo que parecía ser la cumbre, me llené nuevamente de energías y comencé a retomar un ritmo un poco más rápido. Calculaba yo que de estar en lo correcto respecto a la cumbre, no me debería tomar más de 1:30 llegar a ella… error.
La cara Norte -por la cual iba subiendo- zigzagueaba por un terreno rocoso y sin mayores dificultades, cruzándome cada cierto rato con algunos manchones de nieve que el viento aún no había sido capaz de borrar. La suave pendiente terminó por llevarme al filo cumbrero, permitiéndome ver por primera vez la cara Sur del cerro. Era todo blanco y me costaba adivinar si ese era o no el sitio donde se ubicaba el glaciar Sur, hito que marcaba casi el final de la ruta. Ahora caminaba por la cara Sur en un filo mucho más estrecho, ya que la cara Norte cortaba en una muralla casi vertical, desde donde se podía ver perfectamente las faenas mineras de Los Bronces. Cuando por fin visualicé el último tramo de la ruta, fue bastante obvio a pesar de no ver el glaciar en sí, y para llegar a este, debía cruzar un traverse de nieve de más o menos unos 30 metros. No tenía demasiada pendiente, unos 35° diría yo, sin embargo tenía la particularidad de que abajo había una trampa de terreno asesina; la pendiente continuaba directamente hacia el glaciar Sur, cerro abajo. Apenas llevaba unos 5 metros avanzados, cuando me percaté de otro pequeño gran detalle que desde el inicio no había alcanzado a ver… a solo unos metros sobre el lugar que me situaba, una gran cornisa adornaba el filo Norte. Me quedé completamente quieto y decidí bajar unos metros alejándome de la cornisa. Mientras hacía esto, pisé una placa de viento que fácilmente se desprendió y fue a dar abajo… otra vez me quedé quieto como momia… ¿acaso debía devolverme? Decidí que probaría avanzando tal cual si estuviese caminando sobre cristal, lo cual como podrán imaginar -dado que escribo esto- dio resultado.
En la cumbre y siendo las 13:45, la alegría ya se apoderaba de mí. Había logrado un cerro al cual le tenía la vista encima desde hace años, lo había hecho invernal y en solitario, que más pedir. Desde aquí podía ver cómo se levantaba majestuosamente el Cerro Altar, con su escarpada cara Sur y la posible huella Norte, que en esta oportunidad no alcanzaría a recorrer. Me di el tiempo de descansar y disfrutar la hermosa vista que se tiene desde esta cumbre, donde por cierto nunca logré encontrar ningún hito que la marcara, ya que estaba cubierta por completo en nieve. Tras algunas fotografías y ya dándome por pagado, decidí bajar.

Inicie el descenso a eso de las 14:10, hora más que prudente para alcanzar a llegar al campamento unas horas antes de que oscureciese. Pocos metros más allá me esperaba mi amigable traverse, el cual esta vez pasé considerablemente más confiado, pero con el mismo cuidado anterior, pisando cada huella que había dejado. No quería arriesgarme a cortar una placa e irme junto a ella. Tomé el filo y comencé a bajar sin mayor dificultad por una nieve agradablemente compactada. Estaba en eso cuando casi meo mis pantalones! Bajaba una de las laderas cubiertas de nieve cuando de pronto se escucha el sonido de una explosión… boom! “!!ctm, una avalancha!!” Miro inmediatamente sobre mí y nada… “ufff, quizá fue en otro lado, nada a mi derecha, nada a mi izquierda” . Tan rápido como me asusté, caí también en la cuenta de que estaba a solo un par de kilómetros de una mina, y claro, las tronaderas son pan de cada día. Estaba sano y salvo, sin ninguna masa de nieve que viniese a llevarme cerro abajo, pero el el susto y la cagadera no lo paga nadie!

La bajada hasta el plateau alto fue sencilla y no demoré mucho en llegar a lo alto del Glaciar del Rincón. En lo que demoré eso sí, el clima empeoró bastante, cubriéndose todo el cielo de nubes más bajas y amenazantes, y soplando fuertes ráfagas que me obligaban a detenerme y protegerme de la nieve que viajaba junto a ellas. Cuando comencé a bajar el sector del acarreo y glaciar, a pesar de llevar unas 10 horas caminando, aún me sentía fuerte, pudiendo bajar rápido y sin inconveniente, sin embargo cuando llegué ya al sector de los morros, mis pies estaban completamente molidos. Agradecía enormemente haber ido con los zapatos plásticos porque la ruta completa fue pura nieve, mas en ese momento lo único que deseaba eran un par de pantuflas, ya que cuando salí en la mañana, decidí no ocupar liner en los pies, lo cual permitió cierto juego en el zapato y obviamente el costo de aquello eran unas lindas y dolorosas ampollas. Mientras tanto, a lo lejos ya se divisaba por primera vez mi carpa, dándome ánimos a seguir, pero por más que caminaba parecía no acercarme nunca.
Tras 3 horas de la cumbre, un susto del demonio y una bajada infernal, por fin llegaba a mi preciada carpa!! Estaba intacta tal cual como la dejé esa mañana, pero se notaba claramente que el embate del viento no había sido sutil. Todas las piedras que había colocado para afirmar las estacas estaban cubiertas de una gruesa capa de nieve-hielo y todas las huellas alrededor habían sido borradas y remplazadas por mosaicos de dura nieve, típicos de estas zonas muy ventosas. Me saqué las raquetas y me metí adentro, agradeciendo por fin poder echarme y descansar un buen rato antes de comenzar las tareas de derretir nieve y cocinar.

DISTANCIA: 11,6 kilómetros
DESNIVEL: 1.049 metros
ALTURA MÁXIMA: 4.910 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- Campamento Base → Termino Acarreo: 05:30 horas
- Acarreo → Cumbre: 02:45 horas
- Cumbre → Campamento Base: 3:00 horas
- TOTAL: 11:45 horas
DÍA 3,
Campamento Base – Villa Paulina – Santiago
Tomé la precaución de hacer la última llamada telefónica bien tarde la noche previa para verificar las condiciones climáticas del día de retorno. Estaría nevando con ráfagas intermitentes de hasta 60 km/hr. La nieve y la visibilidad me tenían sin cuidado, sin embargo, el viento era harina de otro costal. No me agradaba en absoluto la idea de desarmar la carpa solo, y no sería grato enviar la carpa volando hasta Villa Paulina. Decidí por lo tanto despertarme muy temprano -tipo 6am- con el objetivo de tener el máximo de tiempo para evaluar las condiciones climáticas y tener todo listo para desarmar exactamente en el momento en que hubiese alguna ventana de tiempo con menos viento. Hubo fuertes ráfagas toda la tarde previa y la primera mitad de la noche, pero ya al momento en que mi despertador sonó, había amainado hasta una suave brisa. Cuando salí de la carpa todo el valle estaba cubierto por una nube que aunque dificultaba la visión, no la hacía imposible, y hacia arriba se veía todo el sector de los morros ya tapado. Afuera el clima estaba tranquilo, aunque nuevamente había empezado a correr algo de viento, y al momento que ya tenía todo listo para desarmar, nuevamente habían aparecido ráfagas intermitentes de hasta unos 40 km/hr.

Me demoró al menos 1 hora completa todo el proceso de desarmar y tener la mochila en mi espalda, marcando el reloj las 9am. Di media vuelta y raqueteando me fui valle abajo siguiendo la fácil y lógica ruta que me había llevado hasta los pies del glaciar. Mientras caminaba y perdía altura, me iba dando cuenta realmente el desnivel que había subido y que a diferencia de lo que me impresionó inicialmente, los “Campos de Marte” si tenían pendiente y no eran tan planos como parecía desde abajo. Fueron 5 horas de tranquila bajada hasta Villa Paulina y 1.600 metros de desnivel, donde inicialmente me nevó un poco, pero nada más que eso. Cuando llegué a las 14:00 al auto, mi espalda agradeció finalmente poder sacarme esa gigantesca mochila y mis pies poder descansar un poco. Abajo, en la entrada de Yerba Loca pasé a registrar mi salida, confirmar el estado de la ruta y el éxito de la cumbre. Aparentemente era el primero en lograr la cumbre de La Paloma este invierno 2015, al menos por dicha ruta. Felizmente me iba a casa con un grato sabor a victoria, ese que te da cada nueva cumbre que coronas.

DISTANCIA: 15.7 kilómetros
DESNIVEL: – 1.686 metros
TIEMPO INVERTIDO
- Campamento Base → Villa Paulina: 05:00 horas
- TOTAL: 05:00 horas
AGRADECIMIENTOS
A Camila Del Río, mi editora oficial desde ya varias bitácoras.
A mi amigo Negro Yamir, quien fue nuevamente mi contacto de emergencia en tierra firme.
A Oliver Bravo por las raquetas, sin las cuales no hubiese llegado ni a Piedra Carvajal.
A Álvaro Ferrer, quien sin conocerme me ayudó en mi planificación y ascenso frustro del Cerro el Altar.
A Pepa Sermini por su ayuda en la elección de la ruta.
A mi padre por informarme diariamente las condiciones meteorológicas.
REFERENCIAS
RUTA GPS
En este link siguiente, encontrarán la ruta para cargar en el GPS o visualizar desde Google Earth. La ruta fue trackeada por Juan Spiniak y subida a AHB.
-FIN-
2 comentarios
Muchas gracias por compartir 😉